Javier Sáenz de Jubera, presidente de TotalEnergies -una de las compañías más comprometidas con la práctica deportiva popular-, tiene el deporte en las venas. Lo lleva practicando desde que era pequeño (principalmente tenis y fútbol). Al running llegó casi de rebote, cuando con 52 años se colocó, por primera vez en su vida, un dorsal para completar, directamente, su primera maratón. Para qué empezar con una 10k o una media si puedes ir directamente a por la distancia estrella, debió pensar.
Este asturiano de doble nacionalidad (de Oviedo y de Gijón), nos comparte toda su trayectoria, sus carreras favoritas (particularmente la de Londres y la de Boston, que corrió un año después del atentado) y todo lo que le ha dado el running y el deporte en general.
Con 15 maratones a sus espaldas, entre ellas las famosas ‘six majors’, se queda con la solidaridad que se genera en una maratón, cuando todos los de tu alrededor, gente a la que no conoces, no dejan de animarte para que no desistas.

¿Cómo empieza tu amor por el running?
Llegué al running de rebote. Siempre hice mucho deporte: esquiaba desde pequeño todos los fines de semana, porque por aquel entonces había nieve; jugaba al fútbol, mal, pero jugaba; también al tenis, incluso durante años lo practicaba más de 100 días al año.
En el año 97 me vieron dos hernias discales. Tengo que decir que creo poco en los médicos (mi mujer, mi hermano gemelo y mi hija pequeña son médicos; estoy rodeado). Así que los médicos, como comentaba, me decían que prácticamente no podía caminar y que me tenía que operar.
Como yo suelo buscar opiniones de médicos hasta que encuentro uno que me diga lo que quiero oír, una médico amiga me aconsejó que nada de operarme, que tenía que hacer mucha rehabilitación. Así que empecé a nadar tres o cuatro días a la semana en una piscina al lado de mi trabajo que combinaba tanto con el fútbol como con el tenis.
Pero cerraron la piscina por obras, así que decidí empezar a correr en esos ratos. Siempre he hecho muchísimo deporte, pero empecé a correr con 52 años y mi primera carrera popular fue, directamente, la maratón de San Sebastián.
A partir de ahí, he hecho muchos kilómetros: 15 maratones por todo el mundo, todos en ciudades diferentes, por lo que muchos de mis amigos también han aprovechado para hacer turismo conmigo. Hice los ‘Six Majors’, además de otras ciudades como Copenhague, Milán, Budapest, Rotterdam, Ámsterdam, Hamburgo; y en España, en Sevilla, Valencia y San Sebastián.
Empiezas con 52 años y es verdad que es un deporte fácil -fácil en cuanto a equipamiento, ya que solo te hacen falta unas zapatillas y puedes hacerlo en cualquier lugar-. Pero, ¿te enganchaste desde el primer momento?
Yo es que empecé medio en broma con el ánimo de correr una hora y ya está. Pero me animó una persona que trabajaba conmigo, que me decía que corría medias maratones, cosa que en aquella época de mi vida me parecía relativamente fácil.
En el verano de 2009 hice una ruta que hay en Gijón, saliendo de Somió hasta la Camocha y vuelta, que son, más o menos, 21 kilómetros. Lo hice sin problema, y a los tres días lo volví a repetir. De aquella no tenía un reloj de los de ahora que te miden todo, así que tampoco sé decirte a qué ritmo, porque tampoco era un objetivo.
Entonces alguien dijo que había una maratón que era sencilla para correr por primera vez, porque es llana, la de San Sebastián, y lo hice pero con un desconocimiento grande de la distancia, sin geles, sin nada.
Novato total.
Me acuerdo que alguien en la salida me preguntó si era la primera maratón que corría y le contesté que era la primera vez que me ponía un dorsal, ni una San Silvestre. Me miró raro el señor aquel.
Terminé la maratón bastante tocado; de hecho, estuve dos o tres días en casa. Luego ya me hice un profesional de esto y ya podía salir por la noche a visitar la ciudad en la que corría con amigos. Fui cogiendo callo y experiencia, sabiendo que había que tomar geles, fui sabiendo muchas cosas.
En cualquier caso, en esa primera maratón tuve suerte, porque yo corro muy a gusto si llueve y hace frío, y muy mal si hace calor. De esos 15 maratones que corrí, en tres de ellos tuve suerte, con lluvia y frío, entre ellos el de San Sebastián, que hacía un día típico del norte, orbayaba; y el de Londres y el de Berlín, mi último, que no estaba para correr, pero como estaba apuntado lo corrí.
«Una maratón, si estás bien entrenado, te puede salir bien o mal; si no estás entrenado, te va a salir mal»
El de Berlín dicen que no es un maratón difícil
No, no es difícil. Un maratón, si estás entrenado, te puede salir bien o te puede salir mal; y si no estás entrenado, te va a salir mal.
Pero hay maratones más complicados, dicen que el de Madrid.
Ese no lo he corrido y es una de las espinitas que tengo clavadas, porque además fuimos y somos patrocinadores. Pero el de Madrid siempre ha coincidido con algún otro. Sí he corrido medias maratones.
¿Qué te aporta correr?
En general, creo que es muy bueno hacer deporte. Lo bueno de correr es que no dependes de nadie y solo con tus zapatillas lo puedes hacer. Y ahora si viajas, incluso en los hoteles, si dices que eres corredor, te sacan un mapa para indicar dónde puedes correr cerca. Hace 20 años te miraban raro.
En otros deportes como el tenis tienes que encontrar a alguien que esté dispuesto y que tenga un nivel parecido al tuyo y, si puede ser, un poco mejor. Y eso no es fácil, porque cuando tú puedes, otros a lo mejor no.
Lo mejor de correr y preparar una maratón es hacerlo en compañía. La maratón en sí, la propia carrera, es casi lo peor de todo el proceso; lo mejor es la preparación, y si lo haces con amigos, mucho mejor, como fue mi caso. Cuando llega el pistoletazo de salida te das cuenta que eres un privilegiado porque estás con la condición física suficiente para estar ahí. Ya luego los 42 kilómetros de la carrera son lo peor.
¿Y consideras que te aporta valores como la resiliencia, la constancia…?
Probablemente, sí. Yo nunca fui un gran deportista, pero siempre fui una persona muy difícil de ganar porque, salvando mucho las distancias, soy un tipo estilo Rafa Nadal, que voy a por todas. Por ejemplo, jugando al fútbol no era un buen futbolista, pero la gente quería jugar conmigo porque como centrocampista lo corría todo.
Peleabas hasta el último balón
Sí, acababa muy cansado. Y el maratón te aporta todo esto y el conocimiento de que para correr el kilómetro 40, primero tienes que haber corrido 39. Cada kilómetro tiene su importancia; no querer correr el kilómetro 40 cuando estás en el 10; saber que tienes que guardar algo para lo que viene; saber que siempre tienes la incertidumbre, por bien que te encuentres, de que puede llegar un momento en el que de repente vas a estar regular.
El famoso muro
Hay mucha gente que lo tiene muy identificado con un momento determinado, pero a mí no me llegaba de repente, sino poco a poco. La mejor enseñanza es que el maratón es largo, que hay que ir poco a poco superando etapas.
Para mi tiene otro aprendizaje, algo que me parece una maravilla. Cuando juegas al tenis esperas, sobre todo cuando se trata de un peloteo largo, que el otro falle. Cuando corres una maratón, corres contra ti y quieres que todos los que estén a tu alrededor también lo consigan. Cuando corres muchos kilómetros con gente que no conoces de nada, al ir al mismo ritmo, todos te van animando. Me parece una actividad muy, muy aconsejable; quizás no correr 15 maratones, pero alguno sí. Yo habría corrido más, pero ya no creo que pueda.
«Hubo un año en la Behobia – San Sebastián que hizo mucho calor. ¿Sabes de esos 100 que apartaron, cuántas mujeres llegaron mal, por encima de sus posibilidades, a la línea de meta? Ninguna. Eso explica muy bien cómo somos hombres y mujeres»
Eso quería preguntarte: ¿qué maratón te ha gustado más? ¿En cuál has pensado, si lo sé no vengo? ¿Y si vas a correr otra maratón, o media, que también valen?
Yo tengo mucha relación con Martín Fiz y quiere que vaya a correr con él una media maratón. Está corriendo ahora un circuito de medias maratones y los está ganando todos en su categoría máster. Ya veremos.
Atendiendo a tu primera pregunta, la maratón que más me gustó, con muchísima diferencia, es la de Londres. A cualquier que le preguntes que haya corrido las majors, te va a decir lo mismo.
Yo había corrido en Boston en el 2014, un año después del atentado, que fue terrible. A todos los corredores que se quedaron sin entrar en meta por ese motivo les ofrecieron la posibilidad de correr al año siguiente, cuando corrí yo.
El año del atentado, había corredores que en el km 40 les pararon y les dijeron: no pueden ustedes seguir -cosa que te hace una gracia tremenda que en el 40 te digan que no puedes seguir- pero, además, porque ha habido un atentado en la línea de meta y hay muertos. Tú no sabes nada, no tienes teléfono, mientras que tu familia está en la línea de meta esperándote y la policía te tiene dos horas parado hasta que te llevan en autobús. Todas estas personas lo pasaron muy mal y algunos de ellos repitieron.
Cuando corrí en Boston, la ciudad estaba volcada con los maratonianos. Los que corremos maratones se nos ve en la cara, en el cuerpo, e ibas el día antes por la ciudad y te paraba la policía y te abrazaba porque habías ido a Boston a correr. En Boston sales a 42km de la llegada, porque la salida es en un pueblo, y toda la carretera estaba llena de público. Una pasada.
Corrí en Nueva York, que ponen la canción de Frank Sinatra en la salida, y es maravilloso, con mucha gente en la calle, una pasada también.
Pero Londres es todo eso multiplicado por dos. Es increíble cómo está la calle. No parece encajar mucho con la imagen que podemos tener de los británicos. Pero es increíble.
Cuando corres un maratón, también te dicen que está muy bien porque pasas por sitios bonitos, aunque es verdad que cuando corro me da lo mismo porque solo miro cinco metros delante de mí para no tropezar. Pero es verdad que en Londres también pasas por la Torre de Londres, por Westminster, terminas al lado del Buckingham Palace, Trafalgar Square…. Pero sobre todo es la gente, es una maravilla.
Hay otra carrera, que es verdad que yo no he podido correr y que sí que lo haga probablemente, que tiene un ambiente impresionante. Yo la viví desde el coche de director de carrera, porque éramos patrocinadores: la Behobia – San Sebastián.
Aquí hay una anécdota que muestra muy bien cómo somos las chicas y los chicos. La Behobia – San Sebastián la corren, más o menos, dos tercios de chicos y un tercio de chicas, la proporción normal en las medias. Hubo un año que hizo mucho calor, creo que fue en el 2017. Hizo tanto calor que, desafortunadamente, un chico entró en meta y se murió. Los organizadores, como estaban viendo que la gente llegaba mal, se colocaron en la línea de meta y a los que veían que llegaban mal los apartaban para atenderlos rápidamente. Fueron como 100. De esos cien, treinta de ellos fueron hospitalizados. En una carrera donde ⅓ eran mujeres, ⅔ hombres. ¿Sabes de esos 100 que apartaron, cuántas mujeres llegaron mal, por encima de sus posibilidades, a la línea de meta? Ninguna.
Ninguna.
También hay mucha diferencia cuando corres carreras en Europa o en Estados Unidos.
¿En qué sentido?
Entre España y Europa, y entre Europa y Estados Unidos. La primera maratón que corrí en San Sebastián, el tiempo límite para terminar eran cuatro horas y media. Ahora debe estar en cinco o cinco y media.
En Europa te encuentras muchos más hombres que mujeres (puede ser un 80/20); muchas más personas mayores de 40 que menores de 40; y límites de tiempo que nunca pasan de seis horas. Cuando vas a EEUU te encuentras casi un cincuenta por ciento de hombres y mujeres; probablemente más gente de menos de cuarenta años que de más de cuarenta; y el tiempo límite puede ser 10 horas. El maratón en EEUU es una fiesta, no es como aquí que es mucho más profesional. En Estados Unidos hay muchos jóvenes que probablemente hagan algo de deporte, pero que no han preparado un maratón, y salen a correr como motos y en el km 20 te los encuentras caminando. Es otra manera de correr, ni mejor ni peor.

Es cierto que aquí en España está como mal visto por los maratonianos que la gente se ponga a caminar.
Hace unos días hablaba del libro de Murakami, ‘De qué hablo cuando hablo de correr”, corredor de maratones que ha corrido incluso 100 km, en el que cuenta sus experiencias y dice no ha caminado nunca en una carrera. No me lo creo. Un popular es muy difícil que no camine, aunque sean 200 metros.
En la maratón de Boston, hay una pequeña subida en el kilómetro 30, por ejemplo, la subí caminando, y caminando pasaba a mucha gente que iba corriendo.
Y la maratón que hayas dicho: si lo sé no vengo.
Ninguna. Berlín sabía que no estaba preparado, pero era la segunda vez que me apuntaba. Voy a dar un consejo aunque los corredores de running nunca hacemos caso a los consejos: hay que hacer mucha más fuerza y menos kilómetros, sobre todo a medida que cumples años. Ahora estoy empezando a ir, porque estoy notando una pérdida de fuerza significativa, pero si no lo haces acabas teniendo lesiones.
En el 2018 no pude correr Berlín por una lesión en la planta del pie con la que no podía caminar; y en el 2019 también estaba con una lesión y no debería haberla corrido. Pero era el último de las ‘Six Major’ y dije: pues lo corro, y si tengo que caminar, camino. De hecho, no considero que haya corrido 15, más bien 14 y medio, porque en Berlín caminé.
Mi madre, que tiene ya sus años, casi 70, ha empezado a correr. Corrió sus primeros 10k este año, y el año que viene correrá la media maratón de Madrid. ¿Qué consejo le darías a mi madre?
Está en el mejor momento. Mi consejo es que lo disfrute. Hace años Chema Martínez decía que el maratoniano empieza a dominar la actividad del running cuando lleve 5 años corriendo, así que lo aproveche, que dentro de cinco años correrá mucho mejor que yo. De hecho, empecé a correr a los 52 y cuando mejor estaba era a los 58. Yo voy a cumplir ahora 67 y sigo corriendo, así que lo disfrute y lo alargue todo lo que pueda. Y que vaya al gimnasio.
Además de unas buenas zapatillas, qué es lo que nunca te falta para salir a correr
Nada, solo las zapatillas. Ahora, de hecho, tengo una guerra interna con las de carbono, porque corro más rápido, pero me lesiono más porque tiene menos amortiguación, por lo que prácticamente descartadas.
Yo es que soy una persona un poco rara corriendo porque me gusta pasar frío; incluso a cero grados yo corro con mi pantalón y camiseta de pantalón corto. Y me dura el frío 500 metros.
Lo que a veces hago, y esto que voy a decir igual vienen los de Repsol y me detienen, es, si hace mucho, mucho frío, salir con unos guantes de plástico de echar gasolina, que enseguida te sudan las manos, y a los 500 metros los tiro. Pero yo tengo que pasar frío porque luego me sobra todo. Yo, cuando corro una maratón y veo que la gente que está en el público va está en manga corta, qué mal lo veo.
¿Corres sin música?
Sin música. Prefiero escuchar la calle, la gente… si corro en grupo por supuesto, y solo también. Antes corría mucho, casi 3.000 kilómetros al año, pero ahora eso murió y corro dos o tres días a la semana, o alterno con la natación o la bicicleta.
Hay muchos amigos que se han pasado a la bicicleta, pero no me entusiasma, y eso que tengo bastantes kilómetros. Pero es que tengo un problema con la bici, que la gente dice que se cura con el tiempo, pero yo no: y es mi culo.
No hace callo, ¿no?
No, estoy una hora y media y lo tengo que dejar, no porque esté cansado ni porque me hayan subido las pulsaciones, sino porque mi culo me dice que no. Nadar, por ejemplo, sí que es muy agradecido y enseguida haces 60 largos sin parar. Y ahí sí que escucho música, porque es aburrido.
¿Por qué está TotalEnerges tan involucrada con el deporte, has tenido algo que ver?
Quizás al principio. A lo largo del año vamos a patrocinar unas 40 carreras, entre running y ciclismo. Podemos acabar el año con 400.000 personas con alguna carrera patrocinada por nosotros. Cuando corro en el Retiro, por ejemplo, ya me encuentro con muchas camisetas que pone TotalEnergies. Nosotros nos sentimos obligados a devolver a la sociedad parte de los que nos da. Patrocinamos también muchas actividades culturales: estamos en la ópera de Oviedo, de Bilbao y de Madrid, en el Kursaal De San Sebastián, patrocinamos la Fundación Princesa de Asturias…
Creemos que tenemos la obligación de promover los hábitos de vida saludable, no solo reducir las emisiones de CO2, que también, sino que lo primero que tiene que defender un ecologista es la calidad de vida de las personas, y nos parece que el deporte popular ayuda a eso.
Por ejemplo, la maratón de Madrid que fue hace unos días y que patrocinamos con 38.000 participantes, es una fiesta, y ves la alegría de las personas, más en los de 10k y 21k que en los de 42k, que están más alegres al día siguiente. Y no solo es la carrera, es todo el hábito de vida que tienes que hacer. Nos parece que estamos obligados a animar a las personas a hacer actividad deportiva y estamos muy a gusto detrás de estos patrocinios.